lunes, 1 de noviembre de 2010

Doce segundos...

*Un faro quieto nada sería, guía mientras no deje de girar, no es la luz lo que importa en verdad, son los 12 segundos de oscuridad,12 segundos de oscuridad para que se vea desde alta mar, de poco le sirve al navegante que no sepa esperar*.

Doce segundos de oscuridad lleva por titulo esta cancion escrita por el ilustre Jorge drexler, nos llena de calma ilustrando metaforicamente que los momentos de grandeza solo son un añadido en nuestra vida, los momentos que mas nos hacen cobrar valor son los de oscuridad.

La mistica figura de una gran torre sembrada a la orilla del mar, con un gran faro luminoso en su tope, nos hace traspolarnos a un instante de reflexion, y es que precisamente en el mar estan inmersas las grandes verdades de la vida, ocultas en un pacifico aire con olor a agua salada. Desde hace muchos años incluso antes de Cristo la figura de un faro es utlizada para dar guia a los barcos durante la noche, a medida que las generaciones fueron pasando mas sofisticado se volvio este instrumento de navegacion, bombillas luminosas girando sustituyeron aquella gran hoguera en lo alto de una torre, que diera inicio a esta edificacion.

Es en ese girar donde se esconde nuestra gran enseñanza, mientras que la luz encendida durante la noche apuntando a un norte intangible en altamar señala a los barcos la cercanía de una costa, transcurren doce interminables segundos de oscuridad, mientras la luz que comenzo a girar vuelve a su mismo punto para iniciar una nueva vuelta, es en este tiempo de espesa oscuridad que logra mezclarse con la noche, donde la luz de nuestro gran faro es más visible, esos doce segundos hacen que en realidad valga la pena ver la luz, si tal vez asi no fuera, los capitanes podrian confundirse con algun otro barco y cambiar su ruta.

Solo doce segundos de oscuridad basta para darle la importancia necesaria a este espectro luminoso, nuestra vida transcurre por este momento de oscuridad, quizá periodo mayor o menor, pero son estos instantes poco gratos, donde mientras la soledad de la noche nos acompaña y las olas continuan golpeando nuestras orillas, somos revestidos de mayor jerarquia para cuando llegue la luz del amanecer. Muchas veces pasamos gran tiempo de nuestra vida esperando que lo grande llegue, sin valorar lo pequeño que desfila por el frente y es solo esto lo que nos hara llegar triunfalmente.

Recuerda no es la luz, lo que importa en verdad son los doce segundos de oscuridad.

02/11/10
OSCAR SOTO

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