Dos persianas se abren día a día,
motivadas por el deseo de observar,
pequeños detalles por su frente han de pasar.
Desde mi ventana un aire fresco inunda la mañana,
soy responsable de mirar, pero el ver es un don que se me da.
En mi ventana pasan mil cosas,
todas ellas con su nombre y apellido
y aunque muchas sin razón se posan,
con un toque de indiferencia han de seguir su camino.
Desde mi ventana veo amanecer lo que un día noche fué,
la lluvia ha empañado el cristal y las gotas se hacen deslizar,
hasta que un sol radiante las hace secar.
Por mi ventana pasan verdades y mentiras que solas se descubren,
con un poco de atención logro ver mas allá de donde la luz alumbre,
ciertos dias prefiero cerrarla, para no darme cuenta de lo injusto que camina frente a ella,
otros alguien debe ayudarme a abrirla, son esos días donde la cerradura del intelecto
se encuentra trabada.
Desde mi ventana, todos los días veré la luz salir y la oscuridad llegar,
sin embargo de muchas cosas solo seré espectador, para no participar de aquello
que me hace desviar de lo que soy en realidad.
Cuando la luz de la casa esta encendida, su ventana iluminada te invita a pasar,
si esta apagada, prefieres seguir sin intentar tocar.
Seguiré abriendo mi ventana hasta que Él decida cerrarla,
pasaran atardeceres pero de cierto que vendrá el amanecer, y el sol de toda justicia
disipara toda sombra de duda, lo empañado del cristal será suficiente para hacerlo brillar,
y siempre podrás ver que la luz de mi ventana te hará conocer la verdad.
OSCAR SOTO
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ResponderEliminarQue bonito e inpirador, que el Señor te siga dando la fluidez para seguir escribiendo.
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